Historia del Hotel Escuela “Bellamar” (7)
Aun cuando la historia del Hotel-Escuela no acaba aquí, sí que termina la serie de artículos que – en su momento – escribimos sobre el tema. No obstante, todavía contamos con bastante material inédito, no publicado, que iremos desgranando con mesura, tratando de no cansar al respetable. Puede que alguno se pregunte por qué suspendimos a partir de ese momento el «curso de la historia”. Resultó que, mientras que nosotros hacíamos patria en el extranjero intentando exportar la doctrina correcta, en nuestro país se estaba produciendo una «involución», una marcha atrás que amenazaba muy seriamente la calidad de la enseñanza ocupacional. Hasta mucho más tarde no llegaríamos a comprender el verdadero objetivo de la destrucción de la primera serie de Certificados de Profesionalidad – construidos sobre el mayor estudio sectorial realizado jamás en España – y la puesta en marcha de la segunda serie de Certificados. Estos últimos iban orientados – en lugar de a las necesidades del mercado de trabajo – a las de la creciente pléyade de empresas privadas de formación.
En cualquier caso, queda un artículo que pasaremos después de éste. Es también historia del Centro, pero una historia tan personal y – para mí – tan emotiva, que merece ocupar el epílogo de la serie que tan generosamente acogió «Industria Hotelera».
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¿Una retirada a tiempo? El nuevo reto de Europa.
Una de las razones por la que, en números anteriores, nos decidimos a hablar sobre el modelo de nuestro Hotel-Escuela y a poner de manifiesto una serie de circunstancias sobre el mismo, es el hecho de que nos sentimos responsables de que – en los últimos años – algunas instituciones, tanto españolas como extranjeras, animadas por el éxito y la proyección internacional de nuestro Centro, hayan querido reproducir nuestro esquema sin que se dieran las circunstancias necesarias para ello. Eso les llevó a iniciar un camino espinoso, plagado de trampas y dificultades, que podían haberse evitado si hubieran tenido a su disposición mucha información de la que nosotros disponíamos.
El Real Decreto 631/1993 de 3 de mayo convirtió al Hotel-Escuela en el Centro Nacional de Turismo y Hostelería, con responsabilidades nacionales de ordenación sectorial. En ese momento llevábamos a cabo obras de remodelación del Centro y, como recientemente se había transferido a las Comunidades Autónomas la gestión de la formación ocupacional, se estimó por parte del INEM que se debía reorientar el proyecto y que el hotel de prácticas ya no se debería volver a abrir, dado que nuestra misión en adelante consistiría más en labores de I+D que en la realización de cursos. Quiso, pues, el azar que el servicio al público se cerrara dejando un buen sabor de boca, aunque mucha nostalgia. Ya estábamos preparando las adaptaciones necesarias para afrontar las nuevas dificultades que iban a surgir con la reapertura, derivadas fundamentalmente de la evolución y de los cambios vertiginosos que se estaban produciendo en España, cuando una decisión razonada, lógica y firme nos hizo dar un fuerte cambio de timón hacia nuevas y estimulantes responsabilidades. La duda que nos quedó, y que ya tendremos para siempre, es si hubiésemos conseguido llevar el modelo, con el mismo nivel de excelencia, al nuevo siglo que se avecinaba. Toda una batería de nuevas estrategias se quedaron sin experimentar, acumulando polvo en un cajón.
Nuestra trayectoria en la formación profesional turístico-hotelera en Europa era muy amplia. Habíamos sido el organismo público que venía representando a nuestro país en reuniones sectoriales mundiales y habíamos tenido oportunidad de participar en encuentros de la EUHOFA, OIT, CINTERFOR, etc. También habíamos trabajado muy intensamente en el proyecto de correspondencia de cualificaciones que llevaba a cabo el CEDEFOP y que pretendía que todas las ocupaciones europeas de la misma denominación tuvieran idéntico perfil. Era la época de la “homogeneización”. Fue una enorme inversión comunitaria que vino a poner en evidencia que “no sólo era utópico sino dañoso” (palabras de la Comisión Europea al dar por zanjado el proyecto) pretender que todos los profesionales hicieran lo mismo sin importar en qué lugar se encontrasen. He de decir que fuimos los propios participantes los que – tras consensuar en dramáticas e interminables sesiones en Berlín- los niveles 2, recomendamos no pasar al siguiente. Fue cuando muchos empezamos a pensar en unas capacidades intercambiables (aún no se habían divulgado las competencias) lo suficientemente sólidas como para adaptarse a cualquier entorno, por muy especial que fuera.
Poco después tuvimos la oportunidad de presentar nuestra candidatura para dirigir un enorme y muy ambicioso proyecto europeo, EUROQUALIFICATION, cuyo objetivo era recopilar toda la tecnología existente en diversas ocupaciones, especialmente elegidas, y en diseminarla entre los profesionales de los países europeos. Yo fui nombrado Coordinador Europeo en Turismo y Hostelería. Durante cuatro años, el Centro, reforzado por un grupo de técnicos del INEM de Madrid., fue el eje sobre el que pivotó un proyecto que formó a más de seiscientos alumnos en diversos Centros de toda Europa y que luego se intercambiaron entre los países integrantes. Tras su formación, cada alumno debía pasar doce semanas en dos países diferentes de la Unión Europea cuya lengua debía previamente aprender, incluida la griega. Fueron contratados los mejores especialistas que pudimos encontrar en cada tema, con muchos de los cuales aún seguimos colaborando. El esfuerzo fue tal que podemos decir que EUROQUALIFICATION fue un punto de inflexión, un antes y un después en la vida de nuestro Centro. Iniciamos el camino de la Gestión del Conocimiento y, a partir de ese momento, nos dedicamos a investigar e innovar en todas las iniciativas o necesidades que pudieran surgir en la formación turístico-hotelera.
Como ex alumno de cursos de perfeccionamiento técnico os doy las gracias por todo lo bien hecho y queda en mi corazón un algo de añoranza de aquellas épocas. Gracias, gracias de nuevo desde Asturias
Muchas gracias, Amando, por sus palabras. La primera preocupación que teníamos los dirigentes del Centro era encontrar los mejores expertos nacionales y, a ser posible, mundiales para responder adecuadamente a las expectativas de los profesores que veníais a los cursos.
¡Muchas gracias, Amando!
Por casualidad puse en google el nombre de mi muy amigo y compañero del Ministerio de Defensa Pablo y me encontré con una serie de noticias sobre su pèrsona que me extrañaron un montón, sobre todo la de su fallecimiento el día 30 de marzo de hace ya tres años. Aun guardo una tarjeta suya y de Maria y gracias a esa tarjeta he intentado buscar a su mujer pero sin éxito. He leido sus artículos y veo que Ud. también era o es, amigo de Pablo. Por eso me dirijo a Ud. para saber si es cierto que falleció y para saber cómo puedo llegar a María para darle mi mas sentido pésame y de nuestros compañeros que, una vez leida esa noticia no podemos aun creerlo.
En la tarjeta vienen unas direcciones y unos teléfonos pero deben estar anticuados.
Mi nombre es MAGDALENA TEMPRANO.
Mi fon: 619681203
Espero le llegue este mensaje y pueda contestarme lo antes posible. Atentamente,
Otra amiga y compañera de Pablo