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La crisis de las vocaciones

Marbella avatarPublicado el 31 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí3 junio, 2016 2

jefe-rango

Hace sólo diez años…

 

Junto con la Historia del Hotel-Escuela, comenzada en diciembre de 2006, empezamos a enviar a IH artículos de la actualidad de aquel momento. Estas publicaciones realizadas hace más o menos una década nos ayudan, en algunos casos, a comprender las enormes diferencias existentes entre aquellos años y los actuales. En estos dos artículos de opinión que traemos hoy, abordábamos un problema de entonces: el preocupante descenso del número de personas que deseaban trabajar en el sector. Las principales causas eran, por un lado, el boom de la construcción, y por otro, el sempiterno y especial sacrificio que comporta trabajar en hostelería. La eterna historia de tener que trabajar cuando otros lo pasan bien.

En el Hotel-Escuela no teníamos problemas, dada nuestra condición de Centro Nacional, ya que la convocatoria de cursos se extendía a toda España. Pero además, nuestra formación piramidal, de la que otro día hablaremos, nos permitía conocer ya a la mayor parte de los alumnos que solicitaban los cursos de especialización, por haber cursado anteriormente otro más básico.

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La crisis de las vocaciones (1)

Es algo natural que los países, a medida que se desarrollan y crecen, vayan dejando ciertos puestos de trabajo para personas que vienen de fuera. Viví ese proceso en Inglaterra en mi juventud y, gracias al fenómeno, pude trabajar en puestos muy interesantes del sector hotelero. Éramos muchos los españoles que, con distintas motivaciones, emigramos al Reino Unido y a otros países europeos. Pero el fenómeno es reversible. Es decir, no continúa de forma imparable en la misma dirección. Ello nos llevaría a una espiral en la que los inmigrantes ocuparan cada vez más puestos de trabajo y los nacionales, menos, de forma indefinida. En algún momento se alcanza el equilibrio y se para. Hay que pensar que los inmigrantes se van convirtiendo en nacionales y que – llegado un punto de saturación – ya no caben muchos más nuevos inmigrantes. Por otro lado, el estado de bienestar acaba no dando más de sí y hay que volver a competir por un puesto de trabajo que antes despreciábamos. Y la condición de “nacional viejo” – uso el término a semejanza de aquel “cristiano viejo” que lo era de varias generaciones – ya no vale frente a un nuevo nacional con los mismos derechos – tanto para puestos de la empresa privada como de la administración pública – con más inercia de esfuerzo y que a veces tiene más que ofrecer. El fenómeno enriquece al país con savia nueva y las personas que han crecido bajo una determinada cultura protectora se ven desplazadas por quienes lo han hecho en otra muy diferente de competencia y lucha por la supervivencia. No son teorías. Es la observación a través de los años.

No obstante, en este momento es la inmigración la que está solucionando nuestro problema de falta de vocaciones. Por poner un ejemplo, una conocida cadena de cafeterías española ha realizado un convenio con un hotel escuela de Bogotá para traer – de forma legal- la mayor parte de los cientos de alumnos que ésta forma cada año. Otras empresas se mueven con grave riesgo en el submundo de la contratación ilegal. Y otras unidades de producción hotelera ven como parte de sus trabajadores extranjeros legalizados optan por empleos mejor remunerados o con otras condiciones más favorables.

¿Que hace que la hostelería sea, junto con la agricultura, una de las dos cenicientas del mercado laboral? ¿Por qué se prefieren otras profesiones?

Hay razones claras y muy conocidas que son, además, difíciles – por no decir imposibles – de corregir. Una de ellas son los horarios, los turnos partidos y los trabajos en fines de semana y festivos. Otras son más bien de carácter cultural y proceden de un secular desprestigio de la profesión. No hay más que ver la forma en que ciertos periodistas especializados en “el corazón” utilizan una determinada ocupación como si fuera un insulto para referirse al pasado laboral de un cierto político corrupto. Eso no ayuda precisamente. Por el contrario, hay que destacar la inestimable aportación que los “chefs estrella” están realizando por el prestigio de nuestro sector. Gracias a ellos, se está viviendo una revitalización de la profesión de cocinero.

La crisis de las vocaciones (y 2)

En el número anterior esbozábamos el problema de las causas por las que existía en nuestro sector lo que dimos en llamar una “crisis vocacional”. Y aludíamos al importante impacto del entorno social en forma de un excesivo uso – por no decir abuso – de los mecanismos del estado del bienestar. Hemos de agregar que, durante generaciones, este mismo sistema nos ha estado enviando el permanente mensaje de que la formación profesional era una opción para los colectivos menos favorecidos, económicamente primero e intelectualmente después. Aún recuerdo las declaraciones de José María Carrascal (algunos jóvenes no sabrán quien es, y algunos menos jóvenes lo recordarán por sus llamativas corbatas), quien presentando críticamente el problema en uno de aquellos informativos de opinión de Antena 3 lo expresó con palabras muy crudas: “antes, la formación profesional era para pobres y hoy es para tontos”. El título universitario se presentaba – pues – como la única opción para salir de cualquiera de ambos encasillamientos. Consecuentemente, las profesiones de hostelería y turismo no se han librado de gozar de estos “privilegios” discriminatorios. Y los efectos de ese darwinismo social y cultural aún siguen pesando, aunque no se quiera reconocer.

Pero volviendo a las causas procedentes del propio sector, podríamos dividirlas en dos grupos fundamentales: el primero englobaría a aquellas que tienen su origen o causa en un problema de imagen, de carácter predominantemente subjetivo y que perjudica la atracción de nuevos candidatos y, en segundo lugar, las verdaderamente basadas en hechos objetivos y que afectan al abandono de los puestos de trabajo y a la rotación del personal. De estas últimas destacaríamos dos por su peso especifico y por ser totalmente evitables: “jefes difíciles de soportar” y “mal ambiente de trabajo”, dos caras de la misma moneda que tienen su origen en una deficiente preparación para los puestos de liderazgo.

Hace poco, un empresario hotelero me comentaba cómo dos nuevos mandos intermedios le habían causado verdaderos estragos en unas plantillas conseguidas tras años de acertada política y adecuada selección. Dos mandos que habían sido excelentes profesionales pero que sus competencias no incluían aquellas que más hubieran necesitado para su nueva misión: las relativas a la conducción de personas.

Tradicionalmente, en los ambientes formativos y académicos de España se ha venido ignorando sistemáticamente el desarrollo de estas disciplinas. Ni en Económicas, ni en Empresariales (en ambos casos lo sé por experiencia personal), se ha dado respuesta a estas necesidades. Tampoco se ha hecho en los títulos y diplomas más cercanos a la Hostelería y al Turismo. El problema era un desconocimiento de su verdadera importancia y la ausencia de profesorado para estas materias. Ya sabemos que muchas instituciones formativas son más dadas a enseñar aquello para lo que tienen recursos que lo que verdaderamente se necesita. Incluso muchos de los MBA’s que han proliferado por nuestra geografía llenan sus programas con ingentes cantidades de información orientadas a funciones financieras, comerciales y de producción (sin contar los importantes rellenos en temas puramente administrativos), evitando todo el enorme “corpus” que en la literatura anglosajona se conoce como “management”. En España, éste se adelgaza hasta límites insospechados y se califica como “administración de recursos humanos”, nombre de por sí ya equívoco y que induce a error. No sé que es lo que hace falta para que haya una clara conciencia de que los recursos humanos no se administran, que lo que verdaderamente se gestiona es una organización. Pero ello haciéndolo siempre, a menos que sea unipersonal, con el imprescindible concurso de otros seres humanos. Y es que esa, la de conducir personas, es una función no específica de un departamento, como podría ser el de personal, sino que – como hemos dicho antes –ha de ser desarrollada por cualquier trabajador al que se le encomiende la dirección de otros, por pequeño que sea su número. La posesión y demostración de estas competencias – que no hay que confundir con las manidas “dotes de mando” procedentes del entorno castrense – han de constituir, por tanto, una condición irrenunciable a la hora de poner en las manos de alguien nada más y nada menos que el presente y el futuro profesional de un conjunto de personas, con todo lo que ello significa en el desarrollo y en la calidad de sus propias vidas.

Publicado en Hace sólo diez años | 2 Respuestas

Historia del Hotel-Escuela “Bellamar” (3)

Marbella avatarPublicado el 30 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí3 junio, 2016  

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El modelo nunca bien entendido del Hotel-Escuela.

 La puesta en marcha del Hotel-Escuela de Marbella no sólo trajo considerables beneficios a los jóvenes desempleados de las zonas cercanas, sino también a muchos del resto de España. Con su funcionamiento se comenzó a paliar la escasez de personal en la Costa del Sol y, posteriormente, en otras regiones turísticas. Tras unos primeros momentos de expectación, los entornos rurales comenzaron a confiar en que no había riesgo para los jóvenes en salir de los mismos para labrarse un porvenir a través del Centro, y el número de candidatos se disparó. Hubo que buscar unas instalaciones más amplias que permitieran formar mayor cantidad de alumnos. El Hotel-Escuela se trasladó del San Nicolás al Hotel Bellamar, dotado de 70 habitaciones para clientes y con posibilidad de albergar a 150 alumnos en instalaciones anexas.

Internamente, el Hotel-Escuela evolucionó rápidamente, tras unas primeras experiencias, hacia el modelo posteriormente consolidado: una escuela de formación profesional hostelera que contaba, entre sus instalaciones docentes, con un hotel completo para las prácticas de sus alumnos. Un hotel que era atendido exclusivamente por profesores y alumnos durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Una institución que tenía un único director cuyos objetivos prioritarios eran de tipo docente.

El modelo causó curiosidad primero y, después, expectación. Personas con todo tipo de intenciones venían a visitarnos. Muchos, por tratar de reproducir los excelentes resultados formativos y de inserción. Otros, porque lo consideraban un negocio. Pensaban que un hotel atendido por alumnos que no cobraban debía de dar excelentes dividendos. Cuando veían que entre dirección, jefatura de estudios, profesores, educadores, psicólogos, coordinadores, administrativos y personal auxiliar de mantenimiento, economato, contabilidad, limpieza general, seguridad, etc. había una plantilla permanente de 125 personas, se mostraban desencantados. Había, además, 150 alumnos a los que había que alojar, mantener, dar asistencia sanitaria y proveer de ropa de trabajo. La institución no es que fuera cara. Tenía el coste que tenía que tener. Pero el modelo no podía utilizarse con fines lucrativos.

Hemos de decir que su funcionamiento era terriblemente complejo. Había primero dos y luego tres cursos de cada especialidad funcionando al mismo tiempo, aunque desfasados en el tiempo en un tercio de su duración. Tres cursos, cada uno de ellos en una etapa formativa diferente, la última de las cuales era la práctica real en el hotel. Un hotel que tenía alumnos y profesores de día y de noche, especialmente en las áreas de recepción, en donde se trabajaba la “mano corriente manual”, y en el “room service”, que servía comidas y bebidas a cualquier hora. Por supuesto que había alumnas subgobernantas y camareras hasta las doce de la noche, y alguna de guardia, por si acaso. A pesar de ser un centro formativo, no paraba en Navidades, Semana Santa o verano, las épocas de mayor ocupación y en las que se alcanzaba el cien por cien. Se formaban alrededor de ochocientos alumnos al año y las ofertas de trabajo procedentes de toda España – intermediadas por la jefatura de estudios hasta la creación de las oficinas de empleo – superaban las cuatro mil.

El Centro fue un hotel-escuela genuino. No un hotel más una escuela. Este otro modelo se ha adoptado en muchas instituciones que no desearon o no pudieron afrontar las dificultades del nuestro. Una variante de dos unidades independientes, previstas para poder funcionar de manera separada, pero que siempre nos pareció un poco carente de sentido. Con tantos hoteles que existen en nuestro país, e incluso fuera de él ¿por qué se habría de construir uno cercano a la escuela con el objetivo de que los alumnos pudieran ir de vez en cuando a mirar y… lamentablemente, casi siempre a “estorbar”? Bastaría con concertar las prácticas con diversos establecimientos especialmente elegidos, a semejanza de lo que hacen las escuelas suizas. Pero lo que nos parecía más peligroso de esta segunda fórmula y por lo que casi siempre la desaconsejábamos en nuestra labor de asesoramiento, era porque llevaba en su interior una bomba de relojería: sus objetivos e intereses eran divergentes, sus responsables solían ser distintos y teniendo, además, que convivir necesariamente de forma más intensa que en las prácticas ordinarias, el conflicto era cuestión de tiempo.

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Historia del Hotel-Escuela “Bellamar” (2)

Marbella avatarPublicado el 29 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí2 junio, 2016 2

Si no ve bien el pdf, puede descargarlo aquí Nacimiento del Hotel-Escuela La causa más importante que propició la puesta en marcha del Hotel-Escuela de Marbella fue, sin duda alguna, su imperiosa necesidad. El “boom” turístico de principios de los años sesenta reclamaba, de forma urgente e inaplazable, trabajadores adecuadamente formados para la hostelería. De forma simultanea, en comarcas cercanas … Continue leyendo

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El hotel-escuela como herramienta de formación

Marbella avatarPublicado el 28 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí30 mayo, 2016 1

El año 1980 marca un antes y un después en la forma de enfocar los proyectos que fuí asesorando y/o desarrollando en distintos países. Ese año tuve la oportunidad de analizar detalladamente, durante tres meses y a petición del Consejo de Europa, las causas de la desaparición de la mayor red de hoteles escuelas que ha habido nunca en el … Continue leyendo

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Historia del Hotel-Escuela «Bellamar» (1)

Marbella avatarPublicado el 28 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí1 junio, 2016 7

A partir de diciembre de 2006, nº 738-739, se comenzaron a publicar en la Revista IH (Industria Hotelera) diversos artículos relacionados con la Historia del Hotel-Escuela «Bellamar», que reproducimos aquí, tanto incluyendo el pdf del original como añadiendo el texto, para una mejor y más rápida lectura. Para ver detalles del pdf, en la esquina superior derecha y acercando el … Continue leyendo

Publicado en Formación | 7 Respuestas

La nueva colonización del Basque Culinary Center

Marbella avatarPublicado el 24 mayo, 2016 por Antonio Flores Sentí28 mayo, 2016 1

Acabo de regresar del País Vasco, una tierra muy fácil de amar. Siempre que la vuelvo a visitar, me enamoro de nuevo de sus paisajes, de su gastronomía, de sus gentes. Me pasa igual cuando voy a Galicia,  a Cantabria, a Cataluña o a otra de las maravillosas regiones que conforman España. Precisamente, es a un vasco y antiguo compañero … Continue leyendo

Publicado en Formación | 1 Respuesta

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